El amanecer espera.
Solía conocerme a mí mismo,
y entonces nada, el amor, aunque nadie lo había pedido.
La luz de la juventud se desvanece.
Me conozco a mí mismo tal como antes era,
y entonces pájaros sonando en días cada vez más cortos.
El sol tratando en vano de permanecer encendido
y un día más que se funde en el oscuro estado estático.
Hasta que las jóvenes olas de luz lleguen,
bebe el calor, escala y da giros lisonjeros,
buscando una amiga para darle un beso.
lunes, 9 de septiembre de 2013
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