en que me crucificas
me hace sonreír.
Y cuando me ofreces tu sacramento,
ahogas el mundo entero en tu fango.
Puedes navegar olas de mierda
y tocar tus inútiles, viejos dedos hasta el hueso.
Pero cuando tu barca se hunda,
te ahogarás de nuevo y te darás cuenta
que no has hecho nada por ti misma.
Creo que voy a morir en un rato:
colgaré sobre el árbol e intentaré sonreír.
Cuando vengan los campesinos con sus horquillas,
omitiré la ciudad por completo...
Todos ellos son escoria.
Algo en la forma
en la que me haces mal de ojo
te disfraza como el fuego.
Pero detrás de tus ojos
no hay más que aire muerto.
Admiras tu reflejo mirándote hacia atrás
en charcos de prosa superficial.
Pero cuando tengas una cita
con los espejos, te darás cuenta
que no has hecho nada por ti misma.
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