Los caballos empapados
con helado derretido
no escucharon mi aviso;
ahora sus pesados miembros
terminarán quebrando con su peso
un destino murmurado.
Doctor, doctor,
por favor...
A mi alrededor,
en un mar ensangrentado,
voy profanando una colmena
y fumándome las abejas...
Tú podrías ser mi amiga.
Tú podrías ser mi perra.
Tú podrías ser mi vida.
Tú podrías ser mi niebla.
Doctor, doctor,
por favor...
Las brujas volverán a sus árboles pegajosos;
mientras yo sentiré el sol caer sobre mi rostro.
Ojalá tuviera
una cabeza de caballo,
un corazón de tigre
y una cama de manzana.
sábado, 19 de noviembre de 2011
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