reencarnada desde su nacimiento;
tenía forraje en sus alas
y polvo en su cerebro.
Revoloteó de aquí para allá
-Estados Unidos, Suiza,
Francia e Inglaterra-
con forraje en sus alas
y polvo en su cerebro...
Oh, qué tristeza.
Ella miró a la gente,
miró la forma en la que vivían.
Y a ellos se les había olvidado cómo dar:
tenían forraje en sus alas
y polvo en sus cerebros.
Ella miró cómo intentaban vivir.
Pero a ellos se les había olvidado cómo dar:
tenían forraje en sus alas
y polvo en sus cerebros.
Oh, qué tristeza, qué tristeza...
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