Tu rostro cambia ante mi vista.
Puedo ver cómo has estado,
aunque no podría asegurarlo.
Durante mucho tiempo me has esperado.
El último signo en la pared era extraño:
me hizo sentir triste y borracho.
Estaba cegado.
Tú llorabas y parpadeabas
como Angela Vickers.
Tu consciencia es superficial;
la mía es igual.
El latido de tu corazón
sólo prende y apaga.
Otro pastel de cumpleaños catatónico:
puedes volver al pasado y borrarlo;
esta libertad nos tiene atados.
El último signo en la pared era extraño:
me hizo sentir triste y borracho.
martes, 14 de diciembre de 2010
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