Mi muerte aguarda como un viejo pervertido
confiado de que seguiré su camino,
silbando por él y por el paso del tiempo.
Mi muerte aguarda como una verdad bíblica
dicha en el funeral de mi juventud,
llorando a gritos por el paso del tiempo.
Tan seguro como que nuestro amor es brillante,
mi muerte aguarda como una bruja al anochecer:
es mejor no pensar en el paso del tiempo.
Pero cualquier cosa que se esconda tras mi puerta,
no hay mucho que se pueda hacer...
Ángel o Demonio, no me importa,
porque delante de la puerta estás tú.
Mi muerte aguarda como un mendigo ciego,
que mira al mundo desde su cerebro oscuro:
arrójale un centavo por el paso del tiempo.
Mi muerte aguarda entre tus muslos,
cerrarás mis ojos con tus fríos dedos;
pero es mejor no pensar en eso
ni en el paso del tiempo.
Mi muerte aguarda para dejar a mis amigos
disfrutar algunos buenos momentos
antes de que todo termine: brindemos por eso
y por el paso del tiempo.
Pero cualquier cosa que se esconda tras mi puerta,
no hay mucho que se pueda hacer...
Ángel o Demonio, no me importa,
porque delante de la puerta estás tú.
Mi muerte aguarda entre las hojas,
en las mangas de los magos, misteriosas,
entre conejos, perros y el paso del tiempo.
Mi muerte aguarda entre las flores,
donde se acobardan las sombras más negras:
recojamos lilas por el paso del tiempo.
Mi muerte aguarda en una cama doble,
velos de olvido cubren mi cabeza:
¡eleven pues mis sábanas contra el paso del tiempo!
Pero cualquier cosa que se esconda tras mi puerta,
no hay mucho que se pueda hacer...
Ángel o Demonio, no me importa,
porque delante de la puerta estás tú.
lunes, 6 de enero de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario