La Desesperación
tocó a mi puerta
y yo la dejé pasar
por un rato.
Se sentó en el sillón
y comenzó a fumar
sin decir nada.
De pronto me sentí cansado;
el cuarto me pareció
demasiado sucio
y desordenado.
La Desesperación
tocó a mi puerta
y yo la dejé pasar,
por un rato.
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