La mañana irrumpió como la primera mañana.
El cuervo ha hablado como el primer cuervo.
Alabado sea su canto, alabada la mañana.
Alabado el fresco florecer del mundo.
La lluvia cae dulcemente, rayos de sol del cielo,
como la primera caída rocío sobre la primera hierba.
Alabada sea la dulzura del prado mojado,
florecida por completo donde su pie se posó.
Mío es el rayo el sol, mía la mañana.
Nacidos de la misma luz, el edén nos vio jugar.
Alabada en regocijo sea cada mañana:
la recreación de Dios del primer día.
miércoles, 23 de diciembre de 2015
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