Comencé a buscar las cosas ordinarias,
como cuánto del árbol con el viento se doblaba.
Comencé a contar la historia sin saber cómo terminaba.
Solía ser oscuro, pero me iluminé,
y luego volví a ser oscuro de nuevo.
Algo demasiado grande para verlo
pasaba encima de mí una y otra vez.
Parecía el principio de un caso de rutina,
hasta que con la muerte de las sombras
llegó la ligereza del verso.
Pero la más oscura de las noches
a veces todavía me encandila.
Y trabajo conmigo hasta que estoy agotado.
Dejé de buscar las cosas ordinarias,
como el por qué de que exista una ola.
Comencé a correr, pero el concreto se hizo arena.
Comencé a correr, y las cosas no ocurrieron
como yo planeaba que ocurrieran.
En caso de que todo resulte insuficiente
y yo ya no regrese,
recuerda las cosas buenas que he hecho.
En caso de que todo resulte insuficiente
y yo ya no regrese,
recuerda las cosas buenas que he hecho,
las cosas que me han acabado.
domingo, 3 de agosto de 2014
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