Desperté y la cama estaba hecha;
nadie me miraba a los ojos.
Entre más lo intentaba, más lloraba.
Todo sea para bien.
Vi a mi hermano afuera, cortando el pasto.
Sentados en el porche me dijo:
"Falta un largo recorrido
antes de que podamos descansar...
Pero todo sea para bien".
Según parece, eres hermosa
una mañana solitaria y ociosa,
balanceándote de adelante hacia atrás,
murmurando que todo es para bien.
Un día la piedra rodará,
pronto lo verás.
Lejos de casa,
pero nunca lejos de mí.
Y todo será para bien.
Prométeme, hijo,
no hacer las cosas que yo he hecho.
Aléjate de los problemas.
Dime que me quieres.
Tan sólo dime que me quieres.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario