luciendo sombrío y apartado,
como si estuviera bajo el agua.
La poderosa madre de cien brazos
barrió de un manotazo todo lo demás;
no me gusta caminar detrás
de la ambición de otras personas.
Te vi esperando,
parecías un santo
con un consejo:
"Vete solo.
No perteneces a este sitio".
Él se puso nervioso, comenzó a silbar,
cada pensamiento regresaba en eco.
¿Te diste cuenta?
Me estaba preguntando,
¿qué sería lo peor que podría decir?
Congelado y entre suspiros;
me recuerdas a la hija de alguien,
alguien de quien no me acuerdo...
Olvidé su nombre, qué vergüenza.
Vete a casa, convive con tu dolor.
Vete solo, sabes que no perteneces a este sitio.
Y cuando me vaya, no me sigas.
Vete solo, no perteneces a este sitio.
Escabúllete ahora en silencio, nada te mira.
Vete solo, no perteneces a este sitio.
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