Tuve un amigo
que tenía otro amigo
que conocía a un tipo
con un gran parecido
a Tolouse Lautrec
quien a cada oportunidad
tocaba sus flautas de Pan
invocando escenas
que nadie podía olvidar.
Un lúgubre día
el hombre tocó
y la tristeza del día
desapareció.
Y mientras estaba en trance
la gente comenzó a bailar
escuchando cada trazo
y borrando de sus rostros
cada gesto de atención.
Entonces algo extraño pasó:
la melodía del flautista cambió
y rompió el hechizo
en el que había metido
a la gente de la aldea.
Aquellos que vieron
al hombre, declararon
haberlo visto desaparecer
en una capa de neblina.
Y mientras la música aún se oía
el hombre se desvaneció
en un dulce humo perfumado.
jueves, 11 de diciembre de 2014
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