caigo otra vez en el universo.
Bajo la visión de un hombre muerto
se desvanecen los sueños
y los períodos de fisión nuclear.
Los amarres del miedo retrasan la carrera,
caen al suelo todas las marionetas
y el amor que siento mientras vuelo
infinitamente por el espacio.
Perdido en el tiempo, me pregunto cuándo
van a venir a rescatar mi barco,
esta hundida nave en la que viajo
más rápido que la velocidad de la vida
pero no que las supernovas de fuego
o los giratorios y fugaces agujeros negros.
Los hilos del miedo se esconden
al interior de la raza humana,
todas las respuestas están enterradas
y el amor que siento mientras vuelo
infinitamente por el espacio.
Dentro de muy poco,
la luna infinita nos mostrará la luz,
y mientras nos estrellemos,
rezaremos, nos daremos un beso
y diremos buenas noches.
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