Bebés gateadores
Ella camina por la carretera
y sé que los perros no ladrarán.
Ella sube por las escaleras
y llama a mi puerta: tap, tap, tap.
Y me hará llorar, pues ése es su deber;
mientras yo me quedo ciego
y mi boca se llena de polvo.
Ella dice que es como un libro abierto,
que tiene todo lo que necesito;
y ya hasta quiere tomarse el tiempo
para enseñarme a leer.
(Pero de pronto el techo se comprime con el piso
y sólo queda espacio suficiente para gatear...)
Quiero edificarla
tan alta como una iglesia,
sólo para verla,
sólo para verla caer...
No, no puedo volverla a ver.
No puedo volverla a ver.
Tengo que volverla a ver.
Tengo que volverla a ver.
Ella camina por la carretera
y en las manos lleva un caftán.
Ella sube por las escaleras
y llama a mi puerta: tap, tap, tap.
Y me hará llorar, pues ése es su deber;
mientras yo me quedo ciego
y mis huesos se empiezan a oxidar.
Quiero edificarla
tan alta como una iglesia,
sólo para verla,
sólo para verla caer...
No, no puedo volverla a ver.
No puedo volverla a ver.
Tengo que volverla a ver.
Tengo que volverla a ver.
viernes, 6 de noviembre de 2009
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