Siempre soy yo
el que ocupa el único asiento con dosel;
quien arruina los mejores planes
para descansar juntos y pasarla bien.
Me encanta ver tu rostro angustiado,
pero al Carajo ya te habría mandado
de saber que es peor que este motel.
Si te regalo una noche
en la que te sientas viva,
¿prometes encontrar alguien
que te recoja a la salida?
Y si ella se queda dormida
es porque tiene que trabajar mañana,
y tú no...
Y la noche se te hace eterna.
Y tu piel se congela.
Y nunca saldrás vivo de esta.
Y tratas de tocarla
pero tus hombros no se mueven.
Y tu respiración se hace más pesada.
Y tratas de darle una patada
pero tus piernas no responden.
Y ella es una auténtica dormilona.
Y tú ni siquiera puedes tomar una siesta
para compartir con ella tu última hora.
Y seguro que esta vez elegiste una ganadora.
Y los minutos avanzan muy lento.
Y de pronto ya no puedes verla más:
lo único que ves es un cronómetro
que marcha hacia delante y hacia atrás...
Y la noche se hace eterna.
Y tu piel se congela.
Y nunca saldrás vivo de esta.
domingo, 1 de agosto de 2010
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