Hay mordiscos sobre mi espalda,
y cuando camino rumbo a casa
siento cómo vibran mis marcas.
¿Se quedarán de por vida
todas esas heridas?
Es la mañana de navidad
y yo tengo marcas de mordidas:
marcas blancas justo en el lugar
donde los cigarros
me quemaron.
Caminaré hasta que mis pies me duelan.
Caminaré hasta que ya no pueda.
Trataré de llenar el agujero
que hay en mi cuerpo y en mi cerebro.
Y seguiré marcando mis dedos,
mientras sostengo mi encendedor
y siento cómo va aumentando el calor.
viernes, 1 de julio de 2011
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