alimentando nuestras verdes ovejas.
Pobre, nuestra cabra de amaranto.
Pobres, nuestros corderos
de color rosa suave
y nuestro perro azul...
Nuestros amores parecían ser eternos.
*La letra es parte del libro "L'enfant et les sortilèges" de Maurice Ravel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario