Frío
Tu espalda llena de cicatrices
se enrosca como si fuese un embrión...
Pruébate un nuevo rostro:
hoy vas a ser besada otra vez.
Estaba muerto de frío
mientras boqueba esas palabras
y me arrastraba a través del espejo.
Aguardo atento el próximo respiro:
tu nombre es hielo dentro de mi corazón.
Una tumba poco profunda:
un monumento para la edad arruinada...
Tengo hielo en mis ojos;
y mis ojos, como el hielo,
no pueden moverse.
Le grito a la luna por otro tiempo perdido.
Tu nombre es hielo dentro de mi corazón.
Todo es tan frío como la vida misma,
¿hay alguien que no pueda rescatarte?
Todo es tan frío como este silencio,
pero tú no dirás ni una sola palabra.
Tu nombre es hielo dentro de mi corazón.
martes, 29 de diciembre de 2009
miércoles, 23 de diciembre de 2009
Cornerstone- Arctic Monkeys
Piedra Angular
Creí verte en el bar "el Acorazado",
pero sólo fueron figuraciones mías:
no era más que un mero efecto visual
bajo las luces de advertencia.
Ella estaba cerca,
tan cerca que pudo haber sido tu fantasma,
pero mis esperanzas se desmoronaron
cuando le pregunté si podía llamarla con tu nombre.
Creí verte en "el Anzuelo Oxidado",
acurrucada en una silla de mimbre;
me moví para poder ver más de cerca
y besé a la chica que estaba allí sentada.
Ella estaba cerca y me abrazó muy fuerte
hasta que le pregunté, excesivamente cortés,
si por favor podía llamarla con tu nombre.
Y aplacé el regreso a casa lo más que pude;
dejé que el taxista se fuera por el camino más largo,
mientras yo percibía tu perfume en el cinturón de seguridad
y me guardaba los atajos para mí mismo.
Creí verte en "el Pico del Loro"
jugando con la alarma contra humo;
había tanto ruido que no escuchaba
lo que ella me decía, y además tenía un brazo roto.
Estábamos muy cerca,
tan cerca que las paredes estaban húmedas;
y en ellas escribió en legibles letras de molde:
No, no puedes llamarme con su nombre.
Dime dónde te escondes,
me preocupa que olvide cómo es tu rostro;
le he preguntado ya a todo el mundo...
y empiezo a pensar que todo este tiempo te he imaginado.
Y aplacé el regreso a casa lo más que pude;
dejé que el taxista se fuera por el camino más largo,
mientras yo percibía tu perfume en el cinturón de seguridad
y me guardaba los atajos para mí mismo.
Vi a tu hermana en "el Piedra Angular",
en una caseta telefónica para el hombre promedio;
cuando vi que estaba sola pensé que quizá podría comprender.
Ella estaba cerca...
bueno, no podía estar más cerca...
Y ella dijo: "Se supone que no debería,
pero sí, puedes llamarme como quieras".
Creí verte en el bar "el Acorazado",
pero sólo fueron figuraciones mías:
no era más que un mero efecto visual
bajo las luces de advertencia.
Ella estaba cerca,
tan cerca que pudo haber sido tu fantasma,
pero mis esperanzas se desmoronaron
cuando le pregunté si podía llamarla con tu nombre.
Creí verte en "el Anzuelo Oxidado",
acurrucada en una silla de mimbre;
me moví para poder ver más de cerca
y besé a la chica que estaba allí sentada.
Ella estaba cerca y me abrazó muy fuerte
hasta que le pregunté, excesivamente cortés,
si por favor podía llamarla con tu nombre.
Y aplacé el regreso a casa lo más que pude;
dejé que el taxista se fuera por el camino más largo,
mientras yo percibía tu perfume en el cinturón de seguridad
y me guardaba los atajos para mí mismo.
Creí verte en "el Pico del Loro"
jugando con la alarma contra humo;
había tanto ruido que no escuchaba
lo que ella me decía, y además tenía un brazo roto.
Estábamos muy cerca,
tan cerca que las paredes estaban húmedas;
y en ellas escribió en legibles letras de molde:
No, no puedes llamarme con su nombre.
Dime dónde te escondes,
me preocupa que olvide cómo es tu rostro;
le he preguntado ya a todo el mundo...
y empiezo a pensar que todo este tiempo te he imaginado.
Y aplacé el regreso a casa lo más que pude;
dejé que el taxista se fuera por el camino más largo,
mientras yo percibía tu perfume en el cinturón de seguridad
y me guardaba los atajos para mí mismo.
Vi a tu hermana en "el Piedra Angular",
en una caseta telefónica para el hombre promedio;
cuando vi que estaba sola pensé que quizá podría comprender.
Ella estaba cerca...
bueno, no podía estar más cerca...
Y ella dijo: "Se supone que no debería,
pero sí, puedes llamarme como quieras".
miércoles, 16 de diciembre de 2009
All Your Women Things- Smog
Todas tus cosas de mujer
Todas tus cosas frívolas de mujer
quedaron esparcidas por mi cuarto,
justo donde las dejaste,
en el momento que las dejaste,
esparcidas por mi cuarto.
Toda tu calidez,
toda tu suavidad,
toda tu clemencia.
Todas tus monturas y brasieres.
Tus algodones y tus gasas.
Tus hebillas y tirantes.
Tus escapes y trampas.
Todos tus tornillos
y uñas falsas,
tus pestañas orientales
y velos egipcios.
Oh, todas estas cosas;
las junté y con ellas hice una muñeca,
hice una ovejita,
una ovejita despatarrada,
hecha con tus cosas frívolas.
¿Cómo no fui capaz de amarte
así de tiernamente
cuando estabas aquí,
en carne y hueso?
¿Cómo pude ignorar
tu seno izquierdo,
tu seno derecho?
¿Cómo pude ignorar
tu calidez,
tu suavidad
y tu clemencia?
Han pasado siete años
y el pensar en tu nombre
aún me hace caer de rodillas.
¿Cómo pude ignorar
tu seno izquierdo,
tu seno derecho?
Todas tus cosas frívolas de mujer
quedaron esparcidas por mi cuarto,
justo donde las dejaste,
en el momento que las dejaste,
esparcidas por mi cuarto.
Toda tu calidez,
toda tu suavidad,
toda tu clemencia.
Todas tus monturas y brasieres.
Tus algodones y tus gasas.
Tus hebillas y tirantes.
Tus escapes y trampas.
Todos tus tornillos
y uñas falsas,
tus pestañas orientales
y velos egipcios.
Oh, todas estas cosas;
las junté y con ellas hice una muñeca,
hice una ovejita,
una ovejita despatarrada,
hecha con tus cosas frívolas.
¿Cómo no fui capaz de amarte
así de tiernamente
cuando estabas aquí,
en carne y hueso?
¿Cómo pude ignorar
tu seno izquierdo,
tu seno derecho?
¿Cómo pude ignorar
tu calidez,
tu suavidad
y tu clemencia?
Han pasado siete años
y el pensar en tu nombre
aún me hace caer de rodillas.
¿Cómo pude ignorar
tu seno izquierdo,
tu seno derecho?
Epilogue- The Antlers
Epílogo
En una pesadilla, me veo cayendo desde el techo hasta la cama en la que duermo contigo.
Tú estás dormida; yo estoy gritando, dándote codazos para que despiertes.
Pero, como antaño, tú no tienes interés en la vida que vives cuando estás despierta.
Tus sueños aún tienen argumento, como cuentos que podrías escribir.
Así que me acuesto en tu espalda, hasta que ambos estamos de vuelta en el hospital.
Sólo que ahora no nos llevan a la habitación para enfermos de cáncer;
esta vez dormiremos en la morgue.
Hombres y mujeres, vestidos de blanco y azul, están cantando a tu alrededor mientras levantan tierra con pesadas palas.
Te están enterrando viva, te están enterrando dentro de tu cama de hospital.
Y estoy tratando de desenterrarte, pero tú lo único que quieres es que nos entierren juntos.
Estás gritando,
y maldiciendo,
bastante enojada,
y estás hiriéndome,
y luego sonriéndome,
y luego llorando
y pidiendo perdón.
Me despierto: estoy en nuestra cama y no veo un cuerpo vivo a mi lado...
Alguien debió raptarte mientras estaba roncando...
Pero entorno los ojos y empiezo a entender mejor:
tú llevas mucho tiempo lejos y yo ya no trabajo más en ese hospital:
al fin dejaron que me fuera.
Cuando trato de mover mis brazos, a veces están demasiado pesados para levantarlos.
Pienso que me enterraste despierto, como único regalo de despedida.
Pero siempre regresas a mi lado de noche,
justo cuando creo que ya estoy dormido.
Tu rostro está enfrente del mío...
y estoy tan asustado que no puedo hablar.
Y estás gritando,
y maldiciendo,
bastante enojada,
y estás hiriéndome,
y luego sonriéndome,
y luego llorando
y pidiendo perdón.
En una pesadilla, me veo cayendo desde el techo hasta la cama en la que duermo contigo.
Tú estás dormida; yo estoy gritando, dándote codazos para que despiertes.
Pero, como antaño, tú no tienes interés en la vida que vives cuando estás despierta.
Tus sueños aún tienen argumento, como cuentos que podrías escribir.
Así que me acuesto en tu espalda, hasta que ambos estamos de vuelta en el hospital.
Sólo que ahora no nos llevan a la habitación para enfermos de cáncer;
esta vez dormiremos en la morgue.
Hombres y mujeres, vestidos de blanco y azul, están cantando a tu alrededor mientras levantan tierra con pesadas palas.
Te están enterrando viva, te están enterrando dentro de tu cama de hospital.
Y estoy tratando de desenterrarte, pero tú lo único que quieres es que nos entierren juntos.
Estás gritando,
y maldiciendo,
bastante enojada,
y estás hiriéndome,
y luego sonriéndome,
y luego llorando
y pidiendo perdón.
Me despierto: estoy en nuestra cama y no veo un cuerpo vivo a mi lado...
Alguien debió raptarte mientras estaba roncando...
Pero entorno los ojos y empiezo a entender mejor:
tú llevas mucho tiempo lejos y yo ya no trabajo más en ese hospital:
al fin dejaron que me fuera.
Cuando trato de mover mis brazos, a veces están demasiado pesados para levantarlos.
Pienso que me enterraste despierto, como único regalo de despedida.
Pero siempre regresas a mi lado de noche,
justo cuando creo que ya estoy dormido.
Tu rostro está enfrente del mío...
y estoy tan asustado que no puedo hablar.
Y estás gritando,
y maldiciendo,
bastante enojada,
y estás hiriéndome,
y luego sonriéndome,
y luego llorando
y pidiendo perdón.
sábado, 12 de diciembre de 2009
Waiting round to die- Townes Van Zandt
Esperando a que llegue la muerte
A veces no sé adónde me lleva esta sucia carretera.
A veces no sé para qué continuar siquiera.
Pero supongo que seguiré retando a la suerte
y vagando, y emborrachándome,
pues eso es más fácil que esperar a que llegue la muerte.
Hace tiempo, amigos míos, tuve una mamá y un papá.
Una vez que ella le gritó que se hiciera cargo de mí
él la golpeó con su cinturón y ella se largó a Tenesse.
Eso era más fácil esperar que llegara la muerte.
Me hice mayor y conocí una chica en un bar de Toscaloosa.
Me robó el dinero y se lo gastó a escondidas.
Traté de ahogar todas mis penas:
compré un poco de vino y cogí el primer tren.
Parecía más fácil que esperar a que llegara la muerte.
Un amigo me dijo que sabía dónde había dinero fácil.
Robamos a un hombre, carnal, y salimos volando.
Pero la tira me agarró y me llevó de vuelta a Muskogee.
He pasado dos largos años esperando la muerte.
Ahora que estoy fuera del tambo,
por fin he encontrado un amigo de verdad.
No roba, ni hace trampas, ni bebe, ni miente.
Su nombre es codeína y es lo mejor que he visto en mi vida.
Juntos vamos a esperar a que llegue la muerte.
A veces no sé adónde me lleva esta sucia carretera.
A veces no sé para qué continuar siquiera.
Pero supongo que seguiré retando a la suerte
y vagando, y emborrachándome,
pues eso es más fácil que esperar a que llegue la muerte.
Hace tiempo, amigos míos, tuve una mamá y un papá.
Una vez que ella le gritó que se hiciera cargo de mí
él la golpeó con su cinturón y ella se largó a Tenesse.
Eso era más fácil esperar que llegara la muerte.
Me hice mayor y conocí una chica en un bar de Toscaloosa.
Me robó el dinero y se lo gastó a escondidas.
Traté de ahogar todas mis penas:
compré un poco de vino y cogí el primer tren.
Parecía más fácil que esperar a que llegara la muerte.
Un amigo me dijo que sabía dónde había dinero fácil.
Robamos a un hombre, carnal, y salimos volando.
Pero la tira me agarró y me llevó de vuelta a Muskogee.
He pasado dos largos años esperando la muerte.
Ahora que estoy fuera del tambo,
por fin he encontrado un amigo de verdad.
No roba, ni hace trampas, ni bebe, ni miente.
Su nombre es codeína y es lo mejor que he visto en mi vida.
Juntos vamos a esperar a que llegue la muerte.
viernes, 11 de diciembre de 2009
We Could Walk Together- The Clientele
Juntos podríamos caminar
Juntos podríamos caminar
bajo la luz jade de esta noche fría,
y ver el lento fluir de la gente
entre escaparates de feria,
mientras los olmos suspiran.
El calor estival se disuelve;
un payaso sobre el césped dorado
nos extiende su mano;
y por allá, en el ocaso del día,
los miembros de un extraño desfile
bailan zarabandas.
Como un anillo de plata que viaja
por el torrente de mi corazón...
Con la luna, en lo alto,
iluminando la autopista...
He buscado tu fragancia
en el oscuro silencio,
¿crees que eso es correcto?
Así que por qué no estamos juntos
y vemos pasar a los tontos
con nuestros ojos llenos
de ocaso y anfetaminas,
mientras la noche cae sobre
los apacibles prados de Inglaterra.
Juntos podríamos caminar
bajo la luz jade de esta noche fría,
y ver el lento fluir de la gente
entre escaparates de feria,
mientras los olmos suspiran.
El calor estival se disuelve;
un payaso sobre el césped dorado
nos extiende su mano;
y por allá, en el ocaso del día,
los miembros de un extraño desfile
bailan zarabandas.
Como un anillo de plata que viaja
por el torrente de mi corazón...
Con la luna, en lo alto,
iluminando la autopista...
He buscado tu fragancia
en el oscuro silencio,
¿crees que eso es correcto?
Así que por qué no estamos juntos
y vemos pasar a los tontos
con nuestros ojos llenos
de ocaso y anfetaminas,
mientras la noche cae sobre
los apacibles prados de Inglaterra.
viernes, 4 de diciembre de 2009
Last Dance- The Cure
Último baile
Me alegra que recordaras venir
—tan puntual, hermosa y expectante—
a concluir juntos nuestro último baile...
Creo que esta vez sí será para siempre.
Pero de pronto luces más vieja que yo:
más real, más constante;
y el pelaje, la boca y la inocencia
se convierten en cuero capilar
y en una complacencia
que se obstina en humillar;
y donde antes estaba una niña,
ahora encuentro a una mujer.
Me alegra que llegaras.
Me alegra que recordaras
cómo atravesar las paredes
en el corazón de Diciembre;
cegados por la alegría;
desmoronándonos entre risas...
¡De veras creí que esta vez sería
para siempre!
Pero Navidad llegó tarde esta vez,
más triste y más fría,
sin su antiguo esplendor y alegría.
Todo esto lo digo un instante
antes de besarte;
donde solía estar una niña,
ahora encuentro a una mujer.
Me alegra que recordaras venir
—tan desganada, hermosa y recelosa—
a concluir nuestro último baile juntos...
Creo que esta vez sí será para siempre.
Pero Navidad llegó tarde esta vez,
más triste y más fría,
sin su antiguo esplendor y alegría.
E, incluso si nos emborracháramos,
no creo que lograra besarte
como antes lo hacía:
pues donde antes veía una niña,
ahora encuentro a una mujer.
Me alegra que recordaras venir
—tan puntual, hermosa y expectante—
a concluir juntos nuestro último baile...
Creo que esta vez sí será para siempre.
Pero de pronto luces más vieja que yo:
más real, más constante;
y el pelaje, la boca y la inocencia
se convierten en cuero capilar
y en una complacencia
que se obstina en humillar;
y donde antes estaba una niña,
ahora encuentro a una mujer.
Me alegra que llegaras.
Me alegra que recordaras
cómo atravesar las paredes
en el corazón de Diciembre;
cegados por la alegría;
desmoronándonos entre risas...
¡De veras creí que esta vez sería
para siempre!
Pero Navidad llegó tarde esta vez,
más triste y más fría,
sin su antiguo esplendor y alegría.
Todo esto lo digo un instante
antes de besarte;
donde solía estar una niña,
ahora encuentro a una mujer.
Me alegra que recordaras venir
—tan desganada, hermosa y recelosa—
a concluir nuestro último baile juntos...
Creo que esta vez sí será para siempre.
Pero Navidad llegó tarde esta vez,
más triste y más fría,
sin su antiguo esplendor y alegría.
E, incluso si nos emborracháramos,
no creo que lograra besarte
como antes lo hacía:
pues donde antes veía una niña,
ahora encuentro a una mujer.
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