a través de la arena.
Nunca tuve un padre
que me enseñara a ser agua
para que tú me bebieras.
Igual que esta cosa vieja,
algunos nacen para endulzar la luz
y otros nacen para la interminable noche.
El cráneo, el viejo cráneo de Lucía está conmigo.
Ella nunca te verá en la luz ni en los días.
Igual que estrellas naciendo
o que tiempo siendo desgarrado,
todo podría haber terminado
justo ahí y en ese momento.
Por la mañana,
podríamos haber sido fantasmas.
El mar que vadeo
y que intenté desvanecer,
me escupió de vuelta
y me dejó encallado.
Me encontraron no ahogado,
y así permanecí:
seco, pero ligeramente rasgado y raído.
La corona alrededor de su cabeza jugaba...
Hecha de sol, dio un giro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario