Al diablo le gusta la luna,
igual que un paseo por la pared.
He estado viendo la tarde,
y no hay mucho que ver.
Siempre pienso en lo que vamos a necesitar:
escalo la cerca y me dejo caer.
Yo me quisiera quedar:
hay cosas por las cuales permanecer.
Un demonio anda suelto;
a veces se esconde debajo del suelo.
Espera la noche y surge desde adentro;
luego viene hacia mi habitación.
Caminé la noche anterior
hasta causarle dolor a mi cuerpo...
Cuando llegué a la cima, fui avisado:
"te dejaré hasta que estés purificado".
jueves, 1 de marzo de 2012
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