Con la gracia de un cadáver en aguas revueltas,
me solté y dejé que la corriente me llevara río abajo.
Con un estuche vacío en mi costado;
el delito que ahora estoy pagando.
Y entonces canto, "Dime Creador del Valle"...
Canto para evitar maldecir.
"Río oh.
Río, termina.
Río, oh.
Río, termina.
Río, sigue.
Río, quiébrate...
Llévame a través del dulce valle,
donde tu corazón florece.
Llévame a través del dulce valle,
donde tu corazón se cubre de rocío.
Y cuando se seque el río,
sepúltame en la madera.
Y cuando se seque el río,
sepúltame entre las piedras."
Nunca creí que la muerte fuera
lo que se suponía que era;
nunca hasta que la experimenté por mi cuenta.
Porque no hay amor donde no hay obstáculos,
ni hay amor donde no hay espinas.
No hay amor en una espesa meseta
que ha sido abierta a machetazos.
No hay amor en lo infalible,
ni hay amor si vas por un único sendero recto.
Yo llegué hasta aquí trotando,
pero otra vez ya estoy galopando.
Así que sepúltame en la madera y me romperé en mil astillas.
Sepúltame en las piedras y provocaré un terremoto.
Sepúltame en el agua y resurgiré como un géiser.
Sepúltame en el fuego y, como un fénix, reviviré de mis cenizas.
viernes, 28 de diciembre de 2012
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