Dicen que siempre lastimas
a quien amas más,
y tal vez sea cierto.
Pero yo más bien pienso
que siempre hieres
al que a ti te quiere.
Y así vamos,
atravesando un infierno
para llegar a otro infierno.
Estamos condenados
a morir deshidratados
o a beber del pozo envenenado.
Si guardo para mí mis secretos,
al menos nadie dirá que miento:
no quiero dejar ningún testimonio
acerca de mi suicidio.
Puede que tu vida sea corta,
pero tal vez compongas
la mejor canción de todas.
Te lo pido:
intenta perdonar
a los que no comparten contigo.
martes, 4 de enero de 2011
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