miércoles, 3 de agosto de 2016

Strange meeting II- Nick Drake

En las profundidades de sueños olvidados
y que parecen tan lejanos en el tiempo,
me viene el recuerdo de una distante playa, 
una palidez que se extiende fuera de mi alcance.
Fue allí donde encontré a mi Princesa de la Arena.

Mientras hacía trazos en la espuma,
con pequeños guijarros bajo mis pies, 
volteé de pronto a mirar una dulce criatura
que se acercó a mí y en cuyos ojos pude ver
el alto precio de mil suspiros. 
La llamé mi Princesa de la Arena.

Ella me miraba y mi mente era un laberinto
mientras caminábamos en medio de la niebla 
salida de un veraniego sueño de mar.
Movió sus labios, sin pronunciar ningún sonido.
El mensaje que me trajo nunca lo pude encontrar, 
pero yo la llamé mi Princesa de la Arena.

Un momento después caminábamos 
con la brisa nocturna sobre nuestras caras,
pero cuando volteé a verla, ya no estaba. 
De su presencia no había ningún rastro.
¿A dónde fue o de dónde vino? No lo sé.
Tampoco sé si regresará para decirme 
quién es en realidad mi Princesa de la Arena.

A veces, cuando vuelven las noches de verano, 
regreso al mar y sigo aquel sendero de arena.
Miro a todas partes, con la esperanza 
de encontrar nuevamente cerca
a esa joven y extraña visión 
y llamarla mi Princesa de Arena.

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