El barquero llama desde el lago.
Un chiflado solitario se sumerge en el agua.
Pongo mi mano sobre la de ella,
bajo la arboleda de tilos.
El viento entre los árboles
susurra en silencio que la amo.
Ella pone su mano sobre la mía,
bajo la arboleda de tilos.
A través de cada aliento que respiro
y en cada sitio al que voy,
hay una mano que me protege...
y yo la amo demasiado.
Siempre habrá sufrimiento;
fluye en la vida como el agua.
Pongo mi mano sobre la de la ella,
bajo la arboleda de tilos.
El barquero ya se ha marchado.
Los chiflados han ido a resguardarse.
Ella pone su mano sobre la mía,
bajo la arboleda de tilos.
A través de cada palabra que digo
y en cada cosa que conozco,
hay una mano que me protege...
y yo la amo demasiado.
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