Si la ves, salúdala de mi parte.
Oí que vive ahora en Tánger,
cuando se marchó en la primavera.
Dile que me encuentro bien,
aunque las cosas andan algo lentas.
Tal vez piense que ya la olvidé...
No le digas que tal cosa no es cierta.
Tuvimos un malentendido
como todas las parejas.
Pero aún siento un escalofrío
al pensar cómo me dejó esa noche.
Y a pesar de nuestra separación,
aún la llevo en mi corazón.
Vive dentro de mí
y no la puedo dejar salir.
Si estás cerca de ella,
dale un beso de mi parte.
No voy a buscarla:
siempre respeté su libertad,
la búsqueda de su propia felicidad.
Pero es amargo recordar
cuando le rogué que se quedara.
Con mucha gente he salido,
y siempre escucho su nombre en cada cuidad.
Antes no era así, ya estoy harto:
creo que me estoy volviendo blando.
Cuando se pone el sol, la recuerdo,
pero las escenas se van rápidamente...
Si ella quisiera volver, me encontraría fácilmente.
Dile que me visite si tiene tiempo.
viernes, 25 de marzo de 2011
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