La lluvia moja los pies de los deudos,
detenidos para velar una triste relación.
Quizá sea muy joven para el amor,
pero esta noche sólo te recuerdo.
Estoy hambriento
y sin forma de conseguir alimento:
¿dónde estarás en este momento?...
Soy muy joven para soportarlo
y muy viejo para mandar todo al diablo.
A veces, por culpa de la aburrición,
uno cae en la desesperación...
Y te encuentras tan ciego
para comprender el daño que has hecho.
Hasta que llega el momento de despertar
y descubrir que no tienes a nadie en verdad.
Esperaré por ti, aunque me extinga.
¿Volveré a verte un día?
Regresa a mí, dulce amante:
aún no es demasiado tarde.
El cuarto está solo; la cama está hecha;
la lluvia entra por la ventana abierta.
Envuelto en llamas te esperaré, en la esquina
donde soñé que te tuve un día.
Quisiera volver a dormir,
pero ese sueño no se va a repetir.
Y aún no ha acabado del todo...
Daría mi reino por besar tu hombro;
mis riquezas por verte sonreír
cuando duermes cerca de mí;
y toda mi sangre por tu risa tierna...
Eres una lágrima que cuelga de mi alma, eterna.
Quizá sea muy joven para amar,
pero creo que deberías regresar.
Me siento muy joven para aguantarlo
y muy viejo para mandar todo al diablo.
Muy tonto, sordo y ciego
para ver el daño que he hecho.
Voy a esperarte
hasta que vuelvas, dulce amante.
Pienso que aún no es demasiado tarde.
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