Existe una tierra feliz,
lejos, muy lejos de aquí,
donde los santos se erigen gloriosos,
brillantes como la luz del día,
y donde ellos cantan dulcemente:
"Digno es nuestro Rey Salvador,
fuertes hagamos oír Sus alabanzas,
que se escuchen eternamente".
Vé a esa tierra feliz,
lejos, muy lejos de aquí.
¿Por qué aún te mantienes dudoso,
por qué aún no te apresuras?
Seremos ahí felices al fin,
libres de dolor y pecado;
Junto a Ti, Señor, viviremos
bendecidos eternamente.
En esa tierra feliz,
la luz ilumina todos los ojos;
al amparo de la mano del Padre,
el amor no puede morir;
oh, y entonces te dirigirás a la gloria,
con tu corona y el reino ganado,
y brillantes, por encima del sol,
reinaremos eternamente.
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