Leo en tu autobiografía
las páginas sobre mí:
son breves y van al grano.
Te recuerdo mientras te vestías;
una imagen que debo reprimir.
Esperaré hasta que se haya esfumado.
Desde que te fuiste no sé qué decir.
Por eso me gustan más los carros que los teléfonos.
Tu voz en mi oído me hace sentir solo.
Esta noche voy a conducir:
la luna de plata está brillando.
Por la autopista interestatal, me dice Dios:
"Apúrate, no te detengas,
el sol aparecerá pronto;
entonces morirá el amor".
Y yo estoy cansado de dar vueltas.
Hoy fui a recoger el correo,
pero tu carta nunca la veo.
Volveré a checar mañana.
Te recuerdo mientras te vestías;
una imagen que debo reprimir.
Esperaré sin decir una sola palabra.
Desde que te fuiste no sé qué decir.
Por eso me gustan más los carros que los teléfonos.
Tu voz en mi oído me hace sentir solo.
Esta noche voy a conducir:
la luna de plata está brillando.
Por la autopista interestatal, me dice Dios:
"Apúrate, no te detengas,
el sol aparecerá pronto;
entonces morirá el amor".
Y yo estoy cansado de dar vueltas...
Pero al carajo,
te amo aunque me sienta
como una mierda.
Aún puedo llegar adonde estás tú.
El cielo se está poniendo azul.
Una a una las estrellas desaparecen
mientras el cielo amanece.
Sí, ya sé que estás en mi mente...
pero eso no hace que pueda verte.
He perdido a todos mis amigos,
pero es a ti a quien más extraño.
Ya casi estoy llegando...
casi llego hasta la orilla del mar.
Si supiera al menos cómo voy a manejar
a través del puto Océano Atlántico,
entonces estaría tranquilo.
lunes, 10 de noviembre de 2014
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