La tristeza sigue cayendo sobre mí,
como lluvia en un día de verano.
He buscado en lo alto y en lo bajo,
y no existen buenas razones para vivir.
Canto siempre la misma triste canción:
no es de extrañar que me sienta así.
Para mí, la vida consiste en reír
en la cara de la satisfacción.
Desearía ser un sol que se posa
sobre una ladera montañosa;
arder en carmesí y sentirme oro,
hasta que la oscuridad lo cubra todo.
Desearía ser una luna blanca como nieve:
flotar por los más oscuros cielos
y sentirme plata, en silencio,
hasta que el nuevo día reviente.
jueves, 19 de diciembre de 2019
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