Aquellas cicatrices,
aquellas cicatrices sin sentido...
Mis peores momentos fueron
cuando te habías ido.
Y ahora viene un infinito grito oscuro
a empeorarlo todo, desde los suburbios.
Sabes cómo funciona la verdad;
sin importar cuál sea su valor,
no tengas miedo...
Yo te amo, no tengas miedo.
¿Funciona?
¿Comienzan las cosas a doler?
¿Cuánto y con qué frecuencia?
¿Alguna vez aquellos suelos oceánicos
alcanzan de nuevo las paredes de tu cuarto?
¿Pueden el escozor y las muecas de dolor,
en verdad valer la pena?
Con seis palabras y un beso
me dijiste algo perfecto:
"No tengas miedo, yo te amo...".
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