Justo cuando encontraste el camino
hacia el cuarto de calefacción,
ellos vinieron a desenterrarte
con picos, palas y sopletes de acetileno.
Y lo único que podía hacer era ver
sus lágrimas cayendo sobre fruta fresca;
detrás de las paredes huesudas de mi cráneo,
sonaba una canción de cuna.
Sólo queremos liberarnos
de nuestros cuerpos,
de nuestros estómagos
llenos de licor,
de nuestros pulmones
llenos de agua.
Y lo único que podía hacer era ver
sus lágrimas cayendo sobre fruta fresca.
Detrás de las paredes huesudas de mi cráneo,
sonaba una canción de cuna.
jueves, 29 de enero de 2015
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario