y si mis padres están llorando,
entonces cavaré un túnel
de mi ventana a la tuya.
Escalarás por la chimenea
y nos encontraremos
en el centro de la ciudad.
Y como no habrá nadie cerca,
dejaremos que nuestro cabello crezca
y olvidaremos todo lo que solíamos saber;
nuestra piel comenzará a endurecerse
de tanto vivir en la nieve.
Durmiendo en mi mente
cambiarás todos los tonos grisáceos;
mientras el día oscurece,
te escucharé cantar un himno dorado.
Intentaremos entonces nombrar a nuestros bebés,
pero olvidaremos todos los nombres que solíamos conocer.
Sólo, a veces, recordaremos nuestras habitaciones,
las habitaciones de nuestros padres
y las habitaciones de nuestros amigos.
Entonces pensaremos en nuestros padres...
¿Qué les habrá ocurrido?
Durmiendo en mi mente
convertirás en oro todos los tonos grisáceos;
mientras el día oscurece
te escucharé cantar un himno dorado,
ese mismo himno que estoy intentando cantar...
Purifica los colores, purifica mi mente.
Purifica los colores, purifica mi mente,
y esparce las cenizas de los colores
sobre este corazón mío.
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