¿Quién sabe?
Tal vez no haya una vena de estrellas gritando mi nombre,
tal vez no haya nada allí que haga arrodillarte.
Veinticinco, veintiséis, veintisiete...
De vuelta al futuro quizá no exista el Cielo:
sólo tú y yo, tal vez seamos los únicos que queden.
Y si no existe el Cielo, quizá tampoco exista el Infierno.
¿Quién sabe?
Tal vez no haya una vena de estrellas gritando mi nombre.
¿Quién sabe?
Gritando mi nombre...
¿Quién sabe?
lunes, 31 de marzo de 2014
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