La sangre y el infierno
vienen bajando del cielo
para atraparte.
Sin recurso ni razón,
sin derecho
y sin escape.
En la oscura tormenta,
tras la pantalla, curiosos te miran.
Es sólo otra avaricia.
Y mientras comprendes
que las estrellas del cielo
no se alinearán de tu lado,
eso sucede.
El mundo turbulento
avanza en silencio,
pero para ti no.
Y cada mancha
en que te vas apoyando,
se aclara.
¿Qué es lo que los globos oculares hicieron?
Corrieron y se escondieron.
No es como tú lo sientes,
es como en verdad es.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario