Siéntate a mi lado, cerca como el aire,
comparte conmigo un gris recuerdo,
vaga en mis palabras, sueña
con las fotografías de cambios
con las que juego.
Las hojas verdes del verano
en el otoño se vuelven rojas,
cafés y amarillas, luego desaparecen:
tienen que morir, atrapadas en el eterno
desfile cíclico del tiempo y sus cambios.
Escenas de mis jóvenes años
entibiaban mi mente, visiones
de sombras que se iluminaban;
hasta que un día me di cuenta
que fueron víctimas
de las viñas de los cambios.
El mundo gira locamente,
se desplaza en la oscuridad,
se balancea en un hueco de niebla
por una carrera alrededor de las estrellas,
un viaje por el universo en llamas y sus cambios.
Momentos mágicos brillarán en la noche,
los miedos del bosque se irán,
pero cuando amanezca serán arrasados
por las gotas doradas de los cambios.
Las pasiones desencadenarán extrañas melodías,
como fuegos que a veces prenden con llamas frías,
o como pétalos en el viento; somos marionetas
atadas a las cuerdas plateadas del alma y sus cambios.
Tus lágrimas temblarán
ahora que estemos en otro lugar;
verteremos una copa de vino más,
volveré a besarte nuevamente
y te dejaré en las riveras agitadas
del río de los cambios.
Así que siéntate a mi lado, cerca como el aire,
comparte conmigo un gris recuerdo,
vaga en mis palabras, sueña
con las fotografías de cambios
con las que juego.
domingo, 1 de junio de 2014
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