ella no sostenía un bebé,
sostenía una botella
y un gran rencor en mi contra.
Intenté aprender del psiquiatra
a cómo estar en calma
y minimizar riesgos.
Pero debí haber seguido con esas citas;
voy a necesitarlas ahora
que me estoy desmoronando.
Cuando huí y la abandoné,
no volteé hacia atrás
hasta que estuve
a medio camino de Chattanooga,
en el conector con Atlanta.
Fue entonces cuando empecé a recordar
todas las cositas que ella hizo
y todas las cositas que dijo...
y cuando comencé a volverme chiflado.
Debí haber seguido con esas citas;
voy a necesitarlas ahora
que me estoy desmoronando.
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