Toma mi mano, 
estoy asustado. 
Reza por mí
cuando me vaya.
Consuela a esa chica, 
ayúdala a entender
que ningún recuerdo
(no importa lo triste)
ni ninguna violencia 
(no importa lo horrible)
puede oscurecer el corazón
o destruirlo. 
Toma mi mano 
cuando estés asustada, 
y yo rezaré 
si regresas alguna vez. 
Consuela a ese hombre, 
ayúdalo a entender
que ninguna hoja flotante
(no importa qué tan cautivante)
ni ningún secreto
(no importa lo desagradable)
pueden envenenar tu voz
o apartarte de la felicidad. 
jueves, 9 de abril de 2015
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
 

No hay comentarios:
Publicar un comentario