"¿Y quién eres tú
-preguntó el orgulloso señor-
para que deba inclinarme ante ti?
Sólo eres un gato con una capa distinta,
eso es lo único que tengo por seguro.
Aunque sea roja o dorada su capa,
el león siempre tendrá garras.
Y las mías, mi Señor,
son igual de largas y afiladas
como son las tuyas."
Así habló el Rey de Castamere,
pero ahora las lluvias caen
sobre la sala de su palacio,
y no hay nadie que la escuche.
domingo, 26 de abril de 2015
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