Elijo a mis amigos demasiado bien.
Estoy sobre la acera y ellos en el sótano,
con sus subvenciones de gobierno
y mi cociente intelectual.
Ellos me hicieron dar la talla
para la Academia Blues.
Louise es una chica, la conozco bien.
Está sobre la acera, es una chica del clima.
Y me quedo aquí para que pueda deshacerme.
Ella es inapropiada,
pero entonces es más divertida,
y cuando sonríe hacia donde estoy
mis ojos salen en vano...
Ella tiene piel perfecta.
Lástima por ti,
que no tienes sentido de la gracia;
lástima por mí
si acaso debo llegar a una conclusión
fuera de la estrictamente necesaria,
es decir, la perfección de la piel.
Louise es la chica de la piel perfecta,
y ella dice que encienda la luz
pues de otra forma no podría verse.
Ella tiene pómulos como geometría
y ojos como pecado,
y está sexualmente iluminada
por su revista Cosmopolitan.
Y cuando sonríe hacia donde estoy
mis ojos salen en vano
por su piel perfecta...
Sí, es una piel perfecta.
Ella me lleva al sótano
a mirar todas las diapositivas
de su vida familiar,
bastante rara a veces.
A los diez años se parecía a Greta Garbo,
y yo ya la amaba entonces,
¿pero cómo iba ella a saberlo?
Cuando sonríe hacia donde estoy
mis ojos salen en vano...
ella tiene piel perfecta.
Subimos ocho tramos de escaleras
hacia su departamento en el sótano.
Y me confunde haber sido ajetreado de esa forma:
el haber subido tan alto para llegar tan abajo.
Y me parece que
la moraleja de esta canción
es que nunca la hubo.
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