Si me aventurase por la corriente
entre los viaductos de tu sueño,
ahí donde los baches del camino desaparecen
y se rompen los inmóviles bordes de acero,
¿irías a encontrarme,
me darías en los ojos un beso
para que pudiera recostarme,
descansara en un simple silencio
y volviera a nacer de nuevo?
Si desde el lado más lejano del océano
pusiera mis llantas en movimiento
y con los brazos tras de mí
empujara tu puerta,
¿irías a encontrarme,
me darías en los ojos un beso
para que pudiera recostarme,
descansara en un simple silencio
y volviera a nacer de nuevo?
Allá vas, con tu mirada de avaricia,
hablando con Huddie Ledbetter,
mostrando fotos en tus paredes,
susurrando en tu vestíbulo
y apuntándome con el dedo.
Allá vas, de pie en el sol,
con los brazos y los ojos detrás de ti.
Allá vas, protegiendo a tu niño pequeño,
cuidando que tenga ropa limpia,
calzándole sus zapatos rojos
y apuntándome con el dedo.
Y aquí estoy,
de pie en tu triste arresto,
haciendo mi mejor esfuerzo,
mirándote fijamente,
traspasándote.
Si me aventurase por la corriente
entre los viaductos de tu sueño,
ahí donde los baches del camino desaparecen
y se rompen los inmóviles bordes de acero,
¿irías a encontrarme,
me darías en los ojos un beso
para que pudiera recostarme,
descansara en un simple silencio
y volviera a nacer de nuevo,
en otro mundo y en otro tiempo?
Tengo mi casa en lo alto,
en este mundo sólo soy un extraño.
Tengo mi casa en lo alto,
en otra tierra lejana, muy cerca del cielo,
en otro lugar,
en otro tiempo,
muy cerca del cielo.
Todos iremos al cielo,
en otro lugar,
en otro tiempo,
en otro lugar,
en otro tiempo
y en otro rostro.
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