Desde las húmedas costas
caigo siempre a la profundidad;
pero yo me repito que no importa,
es solamente un día más.
No digo mucho la verdad:
oigo los rugidos y el silencio
y ese helado escalofrío del tiempo;
soy feliz masacrando mi cerebro.
Recuerdo tu voz dando mil vueltas
en el interior de mi cabeza.
Pero ahora es como tú decías siempre:
todo lo de adentro está muerto.
De los pilares a las columnas,
asesino lo que más echo de menos;
la culpa de cuando entras en contacto,
en otra ciudad y con otro fuego.
Pensé haberte visto en un sueño,
rellené las horas que había en medio.
Si siento que estoy solo,
entonces desaparezco en el suelo.
Recuerdo tu rostro,
pero ha sido un día demasiado extenso.
¿Qué es lo que he hecho
a lo largo del camino?
Ni siquiera me molestaré en decirlo.
miércoles, 30 de julio de 2014
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