Nena, ¿qué tienes en tus ojos?
Los vi brillando como luces de un avión.
Tú llenas mi copa, esa es la verdad:
necesito volver por un poco más.
Tú tienes mi alma, tú tienes mi corazón;
tienes la plata y tienes el oro;
tienes los diamantes que te regalé:
al menos comprarán algo de tiempo.
Pero dime nena, ¿qué voy a hacer
cuando tenga hambre y esté sediento?
¿Sólo sentirme como un tonto
y esperar a la puerta de tu cocina?
Nena, ¿qué tienes en tus ojos?
¿Son los diamantes de la mina?
¿Qué es esa carcajada de tu sonrisa?
No me interesa, no me interesa...
Nena, tú tienes mi alma;
tienes el oro, tienes la plata.
Si ese fue tu amor, me ha dejado ciego.
No me interesa: ya no es una gran sorpresa.
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