Conducimos toda la noche
y el viento quedó atrapado en su pelo;
nos estacionamos en la playa
bajo el fresco aire de la tarde...
A veces es mejor no decir nada.
Tu cuerpo es mi ancla,
yo nunca pedí ser libre.
Quiero seguir en el negocio
de hacerte feliz...
Y yo estoy esperando por ti.
Un sacerdote corre por la capilla,
los calendarios van dando la vuelta.
Un fanático de Jesús en la calle
asegura que Él regresará...
Bueno, a veces un poco de fe
puede recorrer un largo camino.
Tu cuerpo es mi ancla,
yo nunca pedí ser liberado.
Duerme ahora, llévate cuanto necesites
pues yo estoy esperando por ti...
Yo estoy esperando por ti, por tu regreso.
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