Si somos sabios
no tenemos
nada que perder,
si no esperamos
cielos coloreados
de arcoíris,
al menos
no de inmediato.
No tenemos
nada que perder;
sería divertido
si no hablamos
de pasar el resto
de nuestras vidas
bajo el sol,
aunque podamos.
Tú y yo
hemos podido ver
lo que provoca el tiempo;
sólo nos lastimamos
a nosotros mismos
cuando construimos sueños
que no se hacen realidad.
¿Qué podemos perder?
Ya conocemos el marcador.
Esperemos antes de hablar
acerca de la eternidad...
Algún día, quizás.
No tenemos nada que perder
y sí mucho que ganar
si el amor se decide quedar.
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