Las señales en el cielo no se darán por vencidas.
Las nubes toman la forma de niñas católicas con Uzis,
todas ellas en pos del poder y el dinero,
buscando conseguir su primer millón
para cuando cumplan trece años.
Esta recién estrenada época de sangrías
toma el color de la puesta del viejo sol;
y todo ocurre frente a mis ojos.
Tengo sospechas de mi esposa,
sospecho que se fue hace mucho tiempo.
Recuerdo mi dedo en el botón de su asiento eyectable,
pero no recuerdo jamás haberla dejado ir.
Ahora un Jesucristo eléctrico la ha canonizado
y está rodeada por un resplandor químico.
Es necesario decir
que esta es la edición de hoy
del Libro de los Muertos.
Es necesario decirlo.
En el peor de los mundos posibles,
en este planeta de perpetuos dolores,
encontré a la mejor de las chicas posibles,
pura, blanca y brillante como un mañana.
Mi vida es como una obra de Gran Guiñol,
con sangre y portentos por todos lados.
Ellos dicen que no pueden remover
de mis ojos estos signos,
pero sospecho que simplemente no les importa.
Tengo una nueva y áspera marca
de loción para después del afeitado
que te provoca esa mirada perdida.
¿Por qué no te lo metes en la cabeza?
Esta es la edad de oro del derramamiento de sangre.
Es necesario decirlo.
En el peor de los mundos posibles,
en este planeta de perpetuos dolores,
encontré a la mejor de las chicas posibles,
pura, blanca y brillante como un mañana.
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