Abrázame fuerte,
fíjame al piso,
divide mis labios
mientras estoy tumbado
sobre el suelo.
Allí está ella,
junto al muro,
golpeada por el sol
que mantiene alta su sombra.
Y juro que no pude ver
lo que ella veía
en un chavo como yo.
Abrázame fuerte,
házme girar,
derrama mi alma
sobre el frío suelo.
Y juro que no pude ver
lo que ella veía
en un chavo como yo.
Y me da vergüenza
que tuviera que ser así..
Donde ella se encontraba,
había un chavo como yo.
Te amo, nena,
no te amo en absoluto.
Como a la palma de mi mano,
nunca llegaré a conocerte.
Y siempre caminarás alta...
¿Escuché que me llamabas?
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