La sombra que ves
no tiene adónde ir.
No hay forma de decirle:
"Vete a casa".
No tiene sentido vestir
con ropas blancas
para ser invisible
en el exterior.
Ahí siempre estaré yo.
Sube a bordo con nosotros,
hay un largo camino por recorrer
y ningún lugar para estibar
en el que podrías ser aceptado.
No tiene nada de malo pedir:
eso no va a cambiar nada.
En el trayecto,
yo podría hacerlo por ti o no hacerlo.
Mejor será que sigamos adelante;
no habrá mucho que ver de ti
si esperamos a que se ponga el sol.
Sube a bordo con nosotros;
todos los asientos están ocupados:
han sido arrebatados y llevados muy lejos.
lunes, 25 de enero de 2016
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