Mi cabeza da vueltas.
Tengo el corazón en los zapatos.
Le prendí fuego al Támesis
pero ahora debo volver a bajar.
Ella se ríe de mí tras su manga,
puedo sentirlo en los huesos.
Pero muchachos, cada lugar
en el que acueste mi cabeza,
lo llamaré mi hogar.
Ya veo que el mundo está al revés.
Mis bolsillos estaban llenos de oro,
ahora las nubes lo cubren todo
y sopla el frío viento.
No necesito a nadie,
aprendí a estar solo.
Y en cada lugar
en el que acueste mi cabeza,
lo llamaré mi hogar.
domingo, 7 de diciembre de 2014
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