Te di un hijo y no lo quisiste:
era lo máximo que podía darte.
Te di una casa y no la habitaste,
¿dónde se supone que voy a vivir?
Te di un árbol y no lo abrazaste.
Te di una pesadilla y no la perseguiste.
Te di un sueño y sólo te despertaste,
ahora nunca más volveré a dormir.
Te di un tesoro y le sacaste beneficio,
mira el agujero donde las joyas estaban.
Oh nena, ¿por qué escapaste
del amor que considerábamos amigo?
Te di mi cuerpo, lo comiste en abundancia.
Te di diez vidas y desperdiciaste veinte.
Ahora estoy vacío, desnudo e indefenso,
sin otro pedazo mío para regalarte.
Y tú, tú desapareciste en el aire,
ese aire en el que yo debí haber vivido.
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