Debes creerme muy ingenuo;
quizá sea cierto.
Sólo veo lo que quiero,
evito a toda costa
el contacto visual.
¿Qué debo hacer para mirar
tus finos dientes sonriéndome?
Podrías pedirme que construyamos
una ciudad de lágrimas;
lo que intento decir es que estoy solo,
y en consecuencia, sólo las lágrimas
satisfacen las necesidades
reales de mi corazón.
Pero resisto.
Dices que hay miles como tú;
tal vez sea verdadero.
Pero o caigo por ti o por nadie.
Así que aquí estoy, solitario,
¿qué otra cosa puedo hacer
si no aprender a reírme de mí mismo?
Podrías pedirme que construyamos
una ciudad de lágrimas;
lo que intento decir es que estoy solo,
y en consecuencia, sólo las lágrimas
satisfacen las necesidades
reales de mi corazón.
Pero resisto.
Otra vez cayendo,
porque quiero mezclar
el placer con el dolor.
Cayendo y riendo.
sábado, 7 de marzo de 2015
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario